BOLOS DE ARROZ O MAGDALENAS DE ARROZ
Foto: Wikimedia // Sergio Calleja (Life is a trip) // CC BY SA 2.0
Hoy hemos querido seguir experimentando con postres de otros países y qué mejor que echar un vistazo al recetario de Portugal. El país vecino cuenta con una rica gastronomía, siendo el bacalao (en varias modalidades), el arroz caldoso, las feijoadas, las alheiras o las francesinhas algunos de sus platos estrella. No obstante, los portugueses también destacan en las preparaciones dulces, con postres icónicos como los pasteis de Belém, las queijadas, los travesseiros, el pão de ló o los coscorões.
Nosotros hemos optado por un dulce que puede servirse tanto en el desayuno como para acompañar una merienda o cena, todo depende de lo golosos que seáis. En concreto hemos decido echarle mano a los “Bolos de arroz” o magdalenas de arroz, que son uno de los dulces típicos del país luso. De hecho, la popularidad de estos dulces es tal, que pueden llegar a encontrarse en otras partes del mundo que han tenido un origen portugués. Ejemplo de ello podría ser Macao, una región en Asia que fue colonia portuguesa hasta 1999. Considerada como una de las regiones con mayor densidad de población del mundo y también como la sucesora de Las Vegas en lo que al sector del juego se refiere, Macao cuenta con un legado portugués muy marcado, que puede apreciarse tanto en la arquitectura como en otras expresiones culturales como la gastronomía.
Foto: Pixabay // Public Domain
La peculiaridad de los bolos de arroz con respecto a otras magdalenas es que cuentan con una proporción de harina de arroz. Este tipo de harina se encuentra de manera fácil en cualquier supermercado, pero si por algún motivo no llegarais a haceros con ella, siempre podéis optar por moler la misma cantidad de arroz que la que se indica en la receta como harina de arroz. El resultado será el mismo, aunque el trabajo será mayor.
INGREDIENTES 10-12 unidades
125 gr de harina de arroz
50 gr de harina de repostería. Si no tenéis, podéis usar harina de trigo de todo uso
150 gr de azúcar
50 gr de mantequilla a temperatura ambiente
100 ml de leche
1 cucharadita de postre de levadura en polvo tipo Royal
2 huevos tamaño L a temperatura ambiente
Ralladura de 1 limón
1 pizca de sal
1 pizca de bicarbonato
ELABORACIÓN
Precalentamos el horno a 180º.
Ayudándonos de unas varillas eléctricas, batimos la mantequilla junto con el azúcar hasta conseguir una masa homogénea, suave y blanquecina. Una vez que la tengamos, vamos añadiendo los huevos de uno en uno, esperando a que el primero se haya incorporado perfectamente a la masa antes de pasar al segundo. Es importante que los huevos estén a temperatura ambiente, porque si están fríos podrían cortar la mantequilla.
Añadimos la ralladura del limón a la mezcla y batimos bien hasta que esté integrada.
Poco a poco vamos incorporando la leche mientras seguimos batiendo.
En un bol aparte tamizados todos los ingredientes secos: los dos tipos de harina, la levadura, la sal y el bicarbonato.
Añadimos poco a poco la mezcla de ingredientes secos a la masa que ya teníamos. Debemos conseguir una masa homogénea y ligeramente líquida, no os asustéis si veis que es mucho más líquida que la de unas magdalenas normales. Todo va bien.
Una vez lista la mezcla, la verteremos en moldes para magdalenas. Lo recomendable es usar los moldes de papel propios de los bolos de arroz, ya que al ser estrechos permiten que la magdalena suba más. No obstante, cualquier molde, ya sea de papel o silicona, puede valer, incluso si los introducís en las bandejas de metal que permiten hornear varias magdalenas a la vez.
Horneamos durante aproximadamente 20/25 minutos a 180º. Ya sabéis que cada horno es un mundo y que esto no es una ciencia exacta, así que es interesante que le vayáis echando un ojo de vez en cuando. No es necesario que queden muy doraditos, cuando veáis que comienzan a estar cocidos, clavad un palillo y si os sale limpio es que ya están listos.
Una vez fuera del horno, dejaremos enfriar los bolos durante un par de minutos antes de desmoldarlos.
PRESENTACIÓN
En realidad, no tendríamos que hacer nada más, pero si queréis podéis espolvorear un poquito de azúcar glass por encima.
¡Y listo!
Ahora solo queda disfrutar de esta delicia portuguesa. ¡Nosotros ya les hemos hincado el diente y están deliciosos!