Bodegas Vegamar, se atreve con los vinos más ancestrales del Alto Turia
- Ancestral Blanco y Ancestral Rosado, naturalmente chispeantes.
- La vieja receta de los vinos que refermentaban en botella pero con los avances técnicos del siglo XXI.
- Un blanco de Merseguera, la variedad más antigua de esta subzona de la DOP Valencia, y un rosado de Merlot, son los dos primeros vinos de burbuja que fermentan dos veces.
- Dirigido a un público sin complejos, que quiere vinos de vanguardia, jóvenes y muy singulares.
- Los Vegamar Ancestral Merseguera y Vegamar Ancestral Merlot son los dos primeros vinos espumantes en la Historia de la DOP Valencia elaborados con el “Método Ancestral”.
La eclosión de los vinos de Bodegas Vegamar en los últimos cinco años, con lluvia de premios incluida y cada año con más fuerza, lejos de dormir en los laureles a los propietarios los ha espoleado a seguir innovando de la mano de su director técnico, Pablo Ossorio. La última “locura” de este exitoso tándem se presentó en la sede de la DOP Valencia. Se trata de los vinos Vegamar Ancestral, que en Francia se conocen como Pet-Nat, un término al que tenemos que ir haciéndonos porque es una tendencia que surge en el país vecino en los años noventa y que en Valencia ya tiene sus primeros vinos en Vegamar.
Pet Nat proviene de Petillante y Naturel, o lo que viene a ser lo mismo, burbujeante, chispeante y natural. Estamos ante un vino que se elabora siguiendo lo dictados de la naturaleza, siempre caprichosa y dejando su impronta en cada cosecha.
Los Vegamar Ancestral son los primeros de su categoría en la DOP Valencia, aprovechando las características climatológicas únicas de los viñedos y bodega de Calles. En regiones como el Alto Turia la amplitud térmica es muy grande entre los meses de verano y el invierno ya que, al estar en una meseta, la altitud atenúa la influencia moderadora del Mediterráneo. Después de un verano caluroso, los vinos entran en fermentación, pero la bajada de las temperaturas en la zona hacía que dejaran de fermentar… hasta que la primavera, con la subida del termómetro, activara de nuevo una segunda fermentación que terminaba por reducir el azúcar residual del vino convertido en Co2, es decir, en un ligero gas.
Así surgieron los primeros champanes, por la refermentación de las botellas, pero mientras que esto se provoca agregando azúcar, los vinos Vegamar Ancestral no tienen azúcares añadidos, son naturalmente dulces cuando empieza la primera fermentación y terminan naturalmente burbujeantes, y secos, cuando termina la segunda fermentación en la botella, dejando un ligero toque opaco en el vino fruto de esa fermentación. El cierre de seguridad, para sostener ese gas natural, completan una puesta en escena que en Vegamar sale a la calle con dos apuestas ganadoras, un blanco de la variedad Merseguera y un rosado de Merlot, ambos de la cosecha 2017.
La Merseguera es la uva blanca de la tierra, la más antigua, la que tradicionalmente se relaciona con Valencia y sus mesetas. Vegamar Ancestral Merseguera es lo más parecido a lo que bebían nuestros antepasados en la zona, si bien ellos no tenían la tecnología que permite hoy matizar esos cambios de temperatura para que esos vinos no sean una auténtica ruleta rusa…
El mercado de estos vinos está en un tipo de público que no tiene complejos a la hora de degustar y disfrutar de un vino, especialmente cuando es natural y tiene una historia milenaria a sus espaldas en cuanto a su elaboración y variedad. El toque petillante, pellizcante, de las burbujas, lo hace diferente a todo, ideal para las tardes y noches de verano, refrescante y poco alcohólico, apenas 11 grados, ligeramente dulce pero lo suficiente para acompañar una comida de principio a fin.
Vegamar abre así un nuevo camino de innovación pero con las raíces bien firmes en el pasado, en la tradición de una zona que hace apenas una década parecía que el viñedo iba a ser parte del recuerdo y hoy no solo es futuro próspero, sino vanguardia en la DOP Valencia y en toda España.