El vino, un complemento ideal para una vida saludable.
- El consumo de vino se posiciona como un gran aliado para nuestro organismo
- Ayuda a prevenir el cáncer
- Mejora la salud de nuestras encías
- Baja el colesterol “malo”
El estudio de los alimentos ha sido una constante en los últimos años, intentando averiguar qué es bueno y qué dañino para nuestro organismo, con el objetivo de potenciar una vida más sana y por tanto de mayor calidad. Pero por lo general, estos estudios solo abordan comidas y no tanto las bebidas, que se posicionan como el acompañante fundamental a la hora de degustar el plato previamente cocinado.
Aunque cada vez son más los investigadores que intentan descifrar lo positivo y lo negativo de bebidas tan comunes como la cerveza o el vino, todavía queda mucho por averiguar. La experimentación no siempre es algo exacto, y prueba de ello es la publicación de un estudio en el que se aseguraba que la cerveza podía producir algún tipo de cáncer. Esta información se corrigió posteriormente, pues había errores en la interpretación, y finalmente esta idea se olvidó para centrarse en aquellos aspectos positivos de la ingesta de pequeñas cantidades del zumo de cebada.
En el caso del vino, la información es más certera, y por lo general, las personas de más edad tienen la consciencia y la seguridad de que tomar una copita de vino, o dos para aquellos que se controlan menos, es beneficioso para la salud. Esta creencia proviene seguramente de los romanos, que fueron los primeros en explotar verdaderamente el jugo de la uva y a quienes le debemos tradiciones e inventos que a día de hoy todavía empleamos, como los retretes o los casinos, ya presentes en la antigua Roma.
Con los avances tecnológicos, las acertadas ideas de nuestros mayores se han constatado con estudios científicos, ofreciendo una larga lista de beneficios que tiene la ingesta moderada de este caldo para nuestro organismo.
En primer lugar, el vino es un estupendo método para prevenir el cáncer, ya que entre sus diversas propiedades se encuentra la de ser antioxidante. Esta propiedad ayuda a prevenir, por ejemplo, la creación de células malignas que provocan el cáncer de mama o el de pulmón. Esta característica es de gran ayuda principalmente para las mujeres.
El corazón es otro de los grandes beneficiados de la toma moderada de esta bebida, ya que la vitamina E que se encuentra en su interior ayuda a prevenir coágulos y, por ende, infartos. Además, el motor de nuestro organismo también se ve beneficiado por el hecho de que el vino ayuda a eliminar el colesterol denominado malo. De hecho, con tan solo una copa al día se puede apreciar una disminución en los niveles de colesterol.
De igual manera que actúa en el corazón, lo hace en el sistema urinario, pues los antioxidantes de los que hablamos anteriormente ayudan a eliminar las bacterias nocivas que se encuentran en los riñones o en la vejiga.
Nuestra boca también se mantendrá en perfectas condiciones si utilizamos este elixir como enjuague bucal, solo que con la ventaja de que sabe bien y que no hay que escupirlo, pues ayuda a que nuestros dientes no se caigan y combate las infecciones en las encías, algo que por desgracia es cada vez más habitual debido al frenético tren de vida que llevamos. Precisamente relacionado con nuestros hábitos de vida, cada vez menos saludables, el vino puede ayudarnos a perder peso, ya que favorece que la grasa no se quede fijada, aunque debemos matizar que esta ventaja solo surtirá efecto si tomamos únicamente una copa de vino al día.
Para terminar, y siendo casi uno de los beneficios más importantes, el vino trae consigo la felicidad. Esto se consigue gracias a que las propiedades que contiene provocan que nuestro cuerpo libere endorfinas, lo que nos hará estar más tranquilos y ser felices.
Entre otras muchas, estas son algunas de las características que hacen del vino un compañero ideal en cualquier comida, recordando siempre que en la moderación está la virtud.
Aunque cada vez son más los investigadores que intentan descifrar lo positivo y lo negativo de bebidas tan comunes como la cerveza o el vino, todavía queda mucho por averiguar. La experimentación no siempre es algo exacto, y prueba de ello es la publicación de un estudio en el que se aseguraba que la cerveza podía producir algún tipo de cáncer. Esta información se corrigió posteriormente, pues había errores en la interpretación, y finalmente esta idea se olvidó para centrarse en aquellos aspectos positivos de la ingesta de pequeñas cantidades del zumo de cebada.
En el caso del vino, la información es más certera, y por lo general, las personas de más edad tienen la consciencia y la seguridad de que tomar una copita de vino, o dos para aquellos que se controlan menos, es beneficioso para la salud. Esta creencia proviene seguramente de los romanos, que fueron los primeros en explotar verdaderamente el jugo de la uva y a quienes le debemos tradiciones e inventos que a día de hoy todavía empleamos, como los retretes o los casinos, ya presentes en la antigua Roma.
Con los avances tecnológicos, las acertadas ideas de nuestros mayores se han constatado con estudios científicos, ofreciendo una larga lista de beneficios que tiene la ingesta moderada de este caldo para nuestro organismo.
En primer lugar, el vino es un estupendo método para prevenir el cáncer, ya que entre sus diversas propiedades se encuentra la de ser antioxidante. Esta propiedad ayuda a prevenir, por ejemplo, la creación de células malignas que provocan el cáncer de mama o el de pulmón. Esta característica es de gran ayuda principalmente para las mujeres.
El corazón es otro de los grandes beneficiados de la toma moderada de esta bebida, ya que la vitamina E que se encuentra en su interior ayuda a prevenir coágulos y, por ende, infartos. Además, el motor de nuestro organismo también se ve beneficiado por el hecho de que el vino ayuda a eliminar el colesterol denominado malo. De hecho, con tan solo una copa al día se puede apreciar una disminución en los niveles de colesterol.
De igual manera que actúa en el corazón, lo hace en el sistema urinario, pues los antioxidantes de los que hablamos anteriormente ayudan a eliminar las bacterias nocivas que se encuentran en los riñones o en la vejiga.
Nuestra boca también se mantendrá en perfectas condiciones si utilizamos este elixir como enjuague bucal, solo que con la ventaja de que sabe bien y que no hay que escupirlo, pues ayuda a que nuestros dientes no se caigan y combate las infecciones en las encías, algo que por desgracia es cada vez más habitual debido al frenético tren de vida que llevamos. Precisamente relacionado con nuestros hábitos de vida, cada vez menos saludables, el vino puede ayudarnos a perder peso, ya que favorece que la grasa no se quede fijada, aunque debemos matizar que esta ventaja solo surtirá efecto si tomamos únicamente una copa de vino al día.
Para terminar, y siendo casi uno de los beneficios más importantes, el vino trae consigo la felicidad. Esto se consigue gracias a que las propiedades que contiene provocan que nuestro cuerpo libere endorfinas, lo que nos hará estar más tranquilos y ser felices.
Entre otras muchas, estas son algunas de las características que hacen del vino un compañero ideal en cualquier comida, recordando siempre que en la moderación está la virtud.