Vegamar se presenta en sociedad con el objetivo de internacionalizar los vinos del Alto Turia
· Pablo Ossorio, director técnico de la bodega, avanzó nuevas elaboraciones y la apuesta por las variedades autóctonas
· El microclima de Calles, junto con la altitud a un paso del Mediterráneo, claves para unos vinos singulares y del alta calidad en la DOC Valencia
"Vinos de Altura en el Alto Turia". Con las dos acepciones de la palabra “Altura” se presentó este pasado viernes en sociedad el proyecto de Bodegas Vegamar en la localidad valenciana de Calles.
Altura por la ambición y las expectativas que los empresarios (las familias Coll, Arastey, y Peiró, del grupo Disber) y su director técnico, Pablo Ossorio, han puesto en estos parajes de la cabecera del río Turia.
Y Altura por el desnivel que sobre el Mediterráneo se alcanza en pocos kilómetros en los pagos de la bodega en la serranía de Calles.
Un binomio de tierra, clima y saber hacer que tendrá proyección en el mercado del vino desde esta misma cosecha y que está llamado a ser la receta mágica de los nuevos grandes vinos de la DOC Valencia.
15 AÑOS PARA LLEGAR HASTA AQUÍ
Todo comenzó hace quince años, cuando el proyecto echa raíces literalmente al plantar las primeras viñas en Calles, un paraje serrano con un microclima singular especialmente dotado para el vino de calidad, entre los ríos Tuéjar y Turia.
El viñedo hacía unas décadas que se había extinguido en la zona como elemento del paisaje y forma de vida, por lo que la apuesta se complicaba al tener que empezar de cero.
El minifundio de las mejores laderas es exagerado, de modo que la compra de parcelas fue un auténtico reto hasta poder lograr las 50 hectáreas actuales.
Porque en Vegamar no les valía cualquier terreno, querían las mejor expuestas al sol y a los vientos dominantes que vienen de la costa y que son la clave para lograr una uva de altísima calidad junto con la calidad del suelo.
Los pagos están por encima de los 600 metros y en algunos puntos superan los 700. Esta altitud, que en otras comarcas vitícolas no sería muy significativa, aquí lo es sobremanera por la cercanía del mar, a menos de setenta kilómetros, y por la ausencia de barreras entre nosotros y el Mediterráneo.
Ese contraste altitudinal influye en la climatología y en la maduración de las uvas, de modo que es como si cambiar la latitud de nuestro territorio y se desplazara más al norte, ganando en compensación acidez-alcohol.
Eso sí, esto no sería posible sin esa brisa continua que refresca la masa foliar de las cepas y expulsa, cuando sobra, el exceso de humedad. Y es lo suficientemente suave como para no romper los brotes de las vides en los meses más delicados de crecimiento. Además, a pesar de ganar con la altura continentalidad, el clima se suaviza y raramente hiela.
Tras experimentar con diversas variedades, Vegamar se ha quedado con las que se han adaptado estupendamente al lugar, como las tintas syrah, cabernet, merlot, garnacha y tempranillo, y las blancas de sauvigon blanc, moscatel y merseguera.
Hasta ahora la producción era limitada, y estaba pensada para ser distribuida mayoritariamente por el canal propio del Grupo Disber, de modo que se había hecho un vino a la carta: gama alta, con algunas referencias exclusivas, y una producción pequeña y asegurada.
Todo comenzó hace quince años, cuando el proyecto echa raíces literalmente al plantar las primeras viñas en Calles, un paraje serrano con un microclima singular especialmente dotado para el vino de calidad, entre los ríos Tuéjar y Turia.
El viñedo hacía unas décadas que se había extinguido en la zona como elemento del paisaje y forma de vida, por lo que la apuesta se complicaba al tener que empezar de cero.
El minifundio de las mejores laderas es exagerado, de modo que la compra de parcelas fue un auténtico reto hasta poder lograr las 50 hectáreas actuales.
Porque en Vegamar no les valía cualquier terreno, querían las mejor expuestas al sol y a los vientos dominantes que vienen de la costa y que son la clave para lograr una uva de altísima calidad junto con la calidad del suelo.
Los pagos están por encima de los 600 metros y en algunos puntos superan los 700. Esta altitud, que en otras comarcas vitícolas no sería muy significativa, aquí lo es sobremanera por la cercanía del mar, a menos de setenta kilómetros, y por la ausencia de barreras entre nosotros y el Mediterráneo.
Ese contraste altitudinal influye en la climatología y en la maduración de las uvas, de modo que es como si cambiar la latitud de nuestro territorio y se desplazara más al norte, ganando en compensación acidez-alcohol.
Eso sí, esto no sería posible sin esa brisa continua que refresca la masa foliar de las cepas y expulsa, cuando sobra, el exceso de humedad. Y es lo suficientemente suave como para no romper los brotes de las vides en los meses más delicados de crecimiento. Además, a pesar de ganar con la altura continentalidad, el clima se suaviza y raramente hiela.
Tras experimentar con diversas variedades, Vegamar se ha quedado con las que se han adaptado estupendamente al lugar, como las tintas syrah, cabernet, merlot, garnacha y tempranillo, y las blancas de sauvigon blanc, moscatel y merseguera.
Hasta ahora la producción era limitada, y estaba pensada para ser distribuida mayoritariamente por el canal propio del Grupo Disber, de modo que se había hecho un vino a la carta: gama alta, con algunas referencias exclusivas, y una producción pequeña y asegurada.
LOS CAMBIOS TRAS LA LLEGADA DE PABLO OSSORIO
La llegada de Pablo Ossorio, a principios de este año, vino a darle una nueva dimensión al proyecto, que por la singularidad, el tamaño y la próxima producción ha puesto como objetivo la internacionalización de la bodega.
El propio Ossorio explicó en la presentación a los medios especializados que "Vegamar da un salto cualitativo y cuantitativo. A partir de ahora empiezan a entrar en producción las variedades por las que ha apostado la bodega tras una “selección natural” con la que se experimentó estos años, por lo que es la hora de abrir el portfolio a vinos modernos, que pide el público, sin centrarse en los clichés clásicos de “vino bueno es vino tinto con madera”".
Ossorio y Vegamar van a apostar por nuevas elaboraciones con blancos y rosados que hacen de la DO Valencia un lugar privilegiado para este tipo de vinos. En blancos están obteniendo grandes resultados con la variedad autóctona, y muchas veces despreciada u olvidada, merseguera. Apostarán por ella como por el sauvigon blanc y los rosados de tempranillo.
Estos vinos convivirán con tintos jóvenes varietales y selecciones de barrica de complejidad diversa, desde coupages pensados para resistir largas temporadas en el roble francés, que tan buen resultado dan en exportación, a otros más livianos y populares.
Los diferentess medios que nos desplazamos hasta Calles pudimos conocer de primera mano los viñedos, las características del territorio que lo hacen único y pudimos catar en depósito los futuros vinos, todavía por hacer, pero apuntando maneras de lo que supondrá la nueva etapa de Vegamar.
La llegada de Pablo Ossorio, a principios de este año, vino a darle una nueva dimensión al proyecto, que por la singularidad, el tamaño y la próxima producción ha puesto como objetivo la internacionalización de la bodega.
El propio Ossorio explicó en la presentación a los medios especializados que "Vegamar da un salto cualitativo y cuantitativo. A partir de ahora empiezan a entrar en producción las variedades por las que ha apostado la bodega tras una “selección natural” con la que se experimentó estos años, por lo que es la hora de abrir el portfolio a vinos modernos, que pide el público, sin centrarse en los clichés clásicos de “vino bueno es vino tinto con madera”".
Ossorio y Vegamar van a apostar por nuevas elaboraciones con blancos y rosados que hacen de la DO Valencia un lugar privilegiado para este tipo de vinos. En blancos están obteniendo grandes resultados con la variedad autóctona, y muchas veces despreciada u olvidada, merseguera. Apostarán por ella como por el sauvigon blanc y los rosados de tempranillo.
Estos vinos convivirán con tintos jóvenes varietales y selecciones de barrica de complejidad diversa, desde coupages pensados para resistir largas temporadas en el roble francés, que tan buen resultado dan en exportación, a otros más livianos y populares.
Los diferentess medios que nos desplazamos hasta Calles pudimos conocer de primera mano los viñedos, las características del territorio que lo hacen único y pudimos catar en depósito los futuros vinos, todavía por hacer, pero apuntando maneras de lo que supondrá la nueva etapa de Vegamar.
- Sauvignon blanc
- Moscatel
- Merseguera
- Tempranillo rosado
Y TAMBIÉN UN NUEVO PROYECTO DE ENOTURISMO
Además, conocimos la oferta de Enoturismo de Vegamar que también se estrenó ese día, con alojamiento exclusivo en la propiedad en unas habitaciones con vistas fantásticas a los cañones del Tuéjar y Turia, y restaurante de calidad a precios razonables.
Además, conocimos la oferta de Enoturismo de Vegamar que también se estrenó ese día, con alojamiento exclusivo en la propiedad en unas habitaciones con vistas fantásticas a los cañones del Tuéjar y Turia, y restaurante de calidad a precios razonables.
Tras la visita a los viñedos y a la bodega, pasamos al restaurante del hotel, un amplio salón con unas vistas estupendas, donde probamos un menú maridado con una selección de vinos Vegamar, algunos de los cuales sólo son un proyecto, ya que empezarán a comercializarse en Noviembre.
- La comida comenzó con una cata de un tinto Vegamar Selección Merlot, aún por terminar, que saldrá a la venta en noviembre
- Mousse de foie, con peras salteadas, trufa, esferas de vino tinto y aceite Vegamar - Cava Vegamar Brut Nature
- Cebiche de merluza y gambas con lima mexicana, aguacate y cilantro - Cava Vegamar Privée 18
- Navajas en conserva con aire de lima y crema de tinta de calamar - Cava Vegamar Privée 18
- Crujientes de queso curado en aceite y tomate deshidratado con confitura de tomate y frutos secos - Tinto Vegamar Reserva de autor
- Rabo de toro con puré de calabaza, chips de patata violeta y salsa de boletus - Tinto Vegamar Colección Privada
- Brownie de chocolate y nueces con helado de vainilla y salsa de frutos rojos - Cava Vegamar Rosé Brut Nature
Tanto los vinos como el aceite Vegamar y algunos de los ingredientes (y recetas) de los platos que probamos, puedes encontrarlos en la tienda Vegamar Selección, en la calle Colón, 37 de Valencia.
Se complementa la oferta de enoturismo con visitas guiadas por el viñedo y la bodega con la singularidad de que las catas se hacen en diferentes lugares, desde la viña a la propia cava de barricas.
El objetivo es trasladar a los visitantes las sensaciones de cada vino en el lugar más idóneo. Es la forma de que sientan qué se esconde detrás de cada trago de estos vinos, de modo que cuando vuelvan a beber un Vegamar, el sabio engranaje de la memoria les recuerde los aromas, sabores y vistas del Alto Turia.
El objetivo es trasladar a los visitantes las sensaciones de cada vino en el lugar más idóneo. Es la forma de que sientan qué se esconde detrás de cada trago de estos vinos, de modo que cuando vuelvan a beber un Vegamar, el sabio engranaje de la memoria les recuerde los aromas, sabores y vistas del Alto Turia.
Foto de Paco Alonso |
Bodegas Vegamar
C/Garcesa, s/n · 46175 · Calles · Valencia (Spain)
(+34) 96 210 98 13
info@bodegasvegamar.com
C/Garcesa, s/n · 46175 · Calles · Valencia (Spain)
(+34) 96 210 98 13
info@bodegasvegamar.com