Me alegra que todavía podamos
disfrutar de temperaturas agradables. Llegar al mes de septiembre y con
la vuelta al cole que comienza mañana mismo, y las rutinas que ello
implica, al menos nos da una tregua para cargar con esas
responsabilidades de una forma más llevadera, ¿no os parece? Aunque de
aquí a unas semanas nos estaremos quejando porque con las temperaturas
otoñales será un dilema acertar con la elección de la ropa para aguantar
el día del tirón. Y de aquí a un par de meses estaremos quejándonos de
nuevo porque han llegado los fríos y las tan temidas olas de frío
siberiano. ¿Por qué nos quejaremos tanto? ¿Somos unos inconformistas? ¿No tenemos otra cosa mejor que hacer? Si al menos por cada queja que
expusiéramos, presentáramos una solución, las cosas dejarían de verse de
forma tan negativa, ¿no?
Filosofías aparte. Punto y final.
Y ahora la receta: una ensalada de garbanzos con queso azul y vinagreta
de miel. La hice yo, claro, aunque su autoría queda adjudicada a Carlos Dube. ¡Cuántas recetas he sacado de su blog! Una vez más, gracias, Carlos. Una receta más que es un básico en mi cocina.
Su receta está elaborada con alubias blancas, y adaptada a nuestros
gustos, de ahí que sean garbanzos la legumbre elegida. El queso, azul;
qué buena elección. Y esa vinagreta de miel que gustará solo a quienes
no pongan reparos en combinar el sabor dulce con el salado. ¿Os animáis
vosotros?
INGREDIENTES (4p)
- 400 gr de garbanzos
- 100 gr de queso azul
- 1 cebolla mediana
- un puñado de almendras fileteadas
- 2 cdas de aceitunas negras fileteadas
- Para la vinagreta:
- 2 cdas de miel
- 1 cda de mostaza
- un chorro de vinagre de Jerez, balsámico, o del que vosotros dispongáis, teniendo en cuenta que si es de vino blanco, será más ácido
- un buen chorro de aceite de oliva virgen extra
- una pizca de sal
ELABORACIÓN
- Si en lugar de usar garbanzos en conserva decidimos cocerlos en casa en una olla, deberemos haberlos tenido en remojo en agua desde la noche anterior. Por la mañana los escurrimos y los lavamos bajo el chorro del agua, ponemos agua con sal a cocer en una olla a presión, con una carcasa de pollo y un hueso de jamón. Cuando el agua rompa a hervir echamos los garbanzos, cerramos la olla, ponemos la válvula y los dejamos cocer durante una hora a partir de que comience a silvar la válvula, y a fuego muy bajo. Escurrimos, refrescamos y reservamos hasta que se enfríen.
- Pelamos la cebolla y la picamos en juliana. En una sartén ponemos un par de cucharadas de aceite a calentar y pochamos la cebolla aderezada con una pizca de sal a fuego muy lento durante unos 20-25 minutos hasta que esté blandita y con un color dorado.
- En una sartén más pequeña doramos a fuego suave las almendras fileteadas, removiendo con frecuencia para que se doren uniformemente.
- Para hacer la vinagreta, en un cuenco pequeño ponemos el vinagre y la sal, y mezclamos para que se diluya la sal. Añadimos la mostaza y mezclamos bien, y por último el aceite. Probamos la mezcla para rectificar en sabores, pues no deja de ser una vinagreta un tanto particular, según os guste algo más dulce o más ácida.
- En un recipiente amplio ponemos los garbanzos, desmenuzamos el queso azul con la yema de los dedos, añadimos las aceitunas, la cebolla pochadita, la vinagreta y mezclamos bien.
- Ya en la mesa, espolvoreamos la ensalada con las almendras fileteadas. No añadirlas a la mezcla antes de servir, pues se ablandan.
Y ya está. Una ensalada que se puede comer tanto fresquita como templada. Es igual de agradecida. Espero que os haya gustado.