VIAJE GASTRONÓMICO POR CATALUÑA. VISITA A ELBULLI

Terraza de elBulli
Terraza de elBulli. Foto: Petits et Maman

VIAJE GASTRONÓMICO POR CATALUÑA


Han pasado bastantes días desde nuestra vuelta y es el momento de revivir algunos momentos inolvidables, experiencias únicas que entre otras muchas cosas nos llevaron a visitar la meca de la gastronomía tres días antes de su cierre, reinvención o como ustedes quieran calificarlo.

Pero curiosamente este viaje gastronómico no comienza en Cataluña tal como titulo, sino que se gesta en Madrid, durante la Cátedra Ferrán Adriá en la Universidad Camilo José Cela.

Francesc Guillamet ha compartido con todos los asistentes sus experiencias a lo largo de largos años de colaboración con el equipo creativo de ElBulli. Las fotografías que este gran profesional ha venido realizando durante tantos años a los platos de los Adriá pasaran a la historia, y al acabar la ponencia Actionman se dirige a él para expresarle su admiración. Tras él le sigue Ana, y de esta charla consiguen una invitación para participar en una sesión fotográfica en ElBulli!!!

La oportunidad que Francesc les brinda es irrechazable, y tanto Rocío como un servidor (Pablo) decidimos que a este viaje no irán solos, pues hemos soñado tantas veces con visitar ElBulli que merece la pena jugárnosla y viajar a cala Montjoi sin estar invitados a la sesión de fotografía.

Después de varios cambios de fecha, Francesc cita a los chicos el Miércoles 27, pero venir desde Murcia o Madrid a Cala Montjoi requiere un programa de viaje, en este caso un programa gastronómico, y así fue como me puse manos a la obra.

Tras varias llamadas, y mucha simpatía y colaboración por parte de todos, resulto una ruta de lo más variopinta, enriquecedora y sobre todo educativa, muy educativa.

Así se sucedieron los hechos:


Martes 26. El equipo murciano se pone en ruta a media mañana, mientras que Ana sale de Madrid en tren hacia Barcelona. El objetivo es llegar a media tarde, pues Albert Raurich, discípulo de Ferrán Adriá, nos va a recibir en su restaurante, Dos Palillos, sobre las siete y media.

Cinco horas mas tarde dejamos el local con la sensación de haber estado en un restaurante con mucha personalidad, dirigido por un "chaval" que podría ser un amigo de nuestra pandilla, pero que desprende una energía que solo unos cuantos elegidos pueden transmitir a su cocina. Y no hablamos de cocina muy elaborada, sino de miniplatos basados en cocina asiática, elaborados con productos de primerísima calidad (tener La Boquería a unos metros ayuda). Eso si, los detalles te dan a entender en que fuentes bebe Raurich, y hay tanto del imperio del sol naciente como de la brisa de Cala Montjoi.

Albert Raurich conversa con Pablo de Sensso
Albert Raurich conversa con Pablo de Sensso. Foto: Petits et Maman

Antes de cenar nos ha deleitado con una buena charla, nos muestra el local y nos explica los fundamentos de su restaurante, su sistema de trabajo y, por descontado, su experiencia en ElBulli. Muy inspirador.

Los platos, veinte, formidables, unos por la pureza de sus sabores, otros por la sorpresa que nos causan, otros por su estética, en fin, sobresaliente.

Gambas, tomates en tempura, sardinillas, pimientos de padrón, pieles de pollo crujientes, algas, jurel,... van desfilando por la barra como si de un tapeo en la plaza de cualquier localidad española se tratase, solo que en realidad se elaboran según la cocina tradicional japonesa. Qué gran idea esa de combinar los palillos de las dos culturas de barra!

La decoración del sitio merece mención aparte, las dos barras tan distintas y tan similares. Creo que es preferible que no las describa, pues una imagen vale mas que mil palabras, así que lo mejor es que las conozcáis in situ, ninguna de las dos defrauda.

Cuán bien nos trataría “el Albert” que mereció dos huevas de nuestra guía, las cuales le fueron concedidas al terminar la cena. Huevas de mújol, por supuesto.Más fotos de la visita a 2 Palillos aquí.

Y de allí a camita , que al día siguiente nos esperaba LA VISITA.



Miércoles 27. A media mañana dejamos Barcelona dirección Francia, a la que tanto le deben los maestros de hoy, y poco antes de las doce llegamos a Roses. Hablamos poco durante el trayecto, para que hablar, cada uno tiene tantas cosas en las que pensar… Pero he aquí que estando a unos minutos de ElBulli, Francesc nos dice que hay cambio de planes. Ferrán Adriá tiene muchos frentes abiertos este día y ha decidido cancelar la sesión de fotografía! No cunde el pánico, sabemos que son buena gente y que nos darán una solución. A los pocos minutos nos avisan de que podemos ir hasta el restaurante y alguien nos lo enseñara. No suena como para tirar cohetes pero allá que vamos, pues la fe es lo último que se pierde.

Vistas desde la Terraza de elBulli
Vistas desde la terraza de ElBulli. Foto: Petits et Maman

Carretera a Cala Montjoi. Desde luego que han de cocinar bien allí arriba, pues ir por ir... pero que vistas, que paz. Las cosas no suceden porque sí, y estoy convencido de que ElBulli solo podría existir en aquella cala, no basta con tener al genio, hay que tenerlo en el lugar y el momento adecuado. Y vaya que lo han tenido.

Pregunta obligada. ¿Como vuelven los agraciados comensales acabada la cena? Entiendo que el éxtasis gastronómico mitiga los efectos del vino. De lo contrario, que me lo expliquen.




A la llegada, sobre las 12, nos recibe Marc Cuspinera, una de las manos derechas de Ferrán Adriá (tiene unas cuantas) y a las primeras de cambio nos damos cuenta de que la visita no nos va a dejar indiferentes, pues Marc rebosa simpatía y dotes pedagógicas; la visita se convierte en una excursión maravillosa, como aquellas que de niños organizaba el colegio, y así presos de emoción y cohibidos por el significado del lugar vamos visitando cada estancia de ElBulli .

El primer encuentro con Ferrán Adriá es casual y efímero. Nos saluda ensimismado, pensativo, y desaparece. Adriá es humano, y ese día tiene muchas preocupaciones, según nos comentan. Cierran en tres días y quedan demasiados cabos sueltos.

Para describir el lugar solo me viene a la cabeza un adjetivo, aquel que el maestro usa con más asiduidad. ElBulli es mágico, es magia, magia que te envuelve.

Dos momentos inolvidables, de esos que podremos contar a nuestros nietos. El primero poder regalarles a Ferrán y a Juli unas sencillas huevas de mújol curadas por nosotros, y constatar que les gusta el producto. En ese punto entablamos una conversación con ellos, de la que extraemos un reto, ya que Ferrán nos pregunta si aparte de huevas no hacemos mojama. Recogemos el guante señor Adriá, la próxima vez que nos veamos le traeremos mojama.

Reunión del equipo de elBulli
Reunión del equipo de ElBulli. Foto: Petits et Maman

Asistir a la reunión diaria de todo el equipo, en la que se repasa lo acontecido el día anterior, así como la puesta en escena del próximo servicio genera en nosotros un estado de excitación difícil de describir. En ese momento nos cambiaríamos por cualquiera de esos afortunados jovencitos, desde los que realizan labores creativas hasta aquellos que deciden pasar seis meses realizando labores más ingratas y repetitivas con tal de vivir la magia desde dentro. Felicidades muchachos, nunca olvidéis lo afortunados que fuisteis.

Ha pasado más de una hora, y según nos hemos ido desinhibiendo hemos exprimido la sabiduría de Marc, al cual hemos acribillado a preguntas, para las cuales siempre ha tenido una respuesta sincera y amable. La visita esta llegando a su fin. Hay miles de cosas que organizar y el mero hecho de habernos recibido demuestra la generosidad de estas personas excepcionales. Antes de salir me dirijo a Ferrán, y le pregunto donde comería él hoy de no tener que seguir organizando la jornada en ElBulli. Sin dudarlo nos recomienda Rafas, en Roses, y se despide deseándonos buena suerte para nuestro proyecto. Sus palabras aún resuenan en mis oídos. Y sí Ferrán, creo que nos vas a traer buena suerte. Gracias de corazón. Más fotos de la visita a ElBulli aqui


Y ahora que visitado ElBulli este viaje podría ir bajando el nivel, no lo vamos a permitir, lo nuestro es disfrutar, y tan buenos ratos se pueden pasar en ElBullí como en una taberna de pescadores. Así que al Rafas y que siga la fiesta.

Rafas es un minúsculo restaurante situado en el centro de Rosas y rodeado de restaurantes para turistas de los de plato combinado y paella con chorizo. Fotografías de los platos hechas en el 93, con su consiguiente pérdida de color. ¿Y cómo distinguirlo del resto, obviando el que no encontremos una foto de dos huevos mal fritos con patatas congeladas, lomo de cerdo hormonado y bacon? Muy sencillo amigos míos, por los moradores de su terraza. A diferencia del resto, donde elegantes turistas centroeuropeos combinan calcetines con sandalias y riñoneras con camisetas de tirantes, en la terraza del Rafas encontramos japoneses, turistas gastronómicos que atraídos por la magia de Ferrán Adriá a la zona buscan, como nosotros, probar los manjares favoritos del genio.

Nada es complicado en Rafas. Pescado fresco de la zona, una buena plancha y un servicio muy familiar. Salmonetes, pulpitos, dentón (madre mía que dentón)... Un lugar de los que deberían de existir en todas las localidades con puerto de España. Producto local, fresquísimo y punto.


Vuelta a Barcelona y merecido descanso, que hay que retomar fuerzas para la noche. Toca explorar el mundo de las tapas, en sus diversas vertientes.

Quimet & Quimet
Quimet & Quimet. Foto: Petits et Maman


Primero Quimet & Quimet, preciosa tienda de ultramarinos con barra, donde degustar o llevar a casa grandes conservas, vinos y demás productos de primer orden. Ambiente fabuloso y servicio muy eficiente pese a la escasez de metros y la consiguiente dificultad de maniobra. Unas copas de cava y la lata que mas te apetezca y a gozar! Más fotos de Quimet & Quimet aquí.


Segunda parada de la noche y primer y único pinchazo. Llegamos a Tickets, dirigido por Albert Adriá, y pese a explicarles nuestra ruta e intenciones les es imposible acomodarnos, esta completo y manejan una lista de espera de varios meses. Así que vamos a Lolita, otro negocio en el que en su día participaron y que ahora es regentado por un equipo distinto.

Lolita Tapería
Lolita Tapería. Foto: Petits et Maman


El concepto de Lolita se basa en el bar de tapas de toda la vida, en la comida informal, y esa informalidad se traduce en su decoración y servicio. Croquetas, boquerones, pan de cristal, un rato agradable con amigos, unas cuantas cañas y nada mas. No esta concebido para fijar recuerdos gastronómicos y sí para pasar un buen rato. Más fotos de Lolita aquí.



Volvemos a buscar a Albert Adriá, esta vez para conocer el 41°, la coctelería anexa a Tickets. Antes de nada nos pone en contacto con un miembro de su equipo que nos vuelve a llevar al Tickets para enseñarnos el lugar. Se trata de cinco barras temáticas, desde marisco a chuches pasando por jamón de Joselito y como no, una barra de postres para deleite de los seguidores de Albert. No podemos evaluar la oferta gastronómica pues obviamente no la hemos probado. La sensación que nos transmite el lugar es la de un lugar ideado por Peter Pan, la tierra de nunca jamás de las tapas, alegre, infantil, desenfadado, qué pena que no probáramos sus platos, pues el decorado sin el producto no se puede juzgar. Más fotos de Tickets aquí.

En Tickets
Tickets. Foto: Petits et Maman


De vuelta a la coctelería 41º pasamos uno de los mejores ratos del viaje. La puesta en escena es extraordinaria, las combinaciones son sorprendentes y descubrimos un mundo mas allá de las bebidas al uso. Quizás en la coctelería es mas fácil sorprendernos, puesto que nuestras inquietudes se han desarrollado mas hacia la comida o el vino, pero no nos cabe duda de que estamos ante un lugar singular, fantástico, muy Adriá. Más fotos de Snackeria 41º aquí.

Snackería 41
Snackería 41º. Foto: Petits et Maman


Jueves 28, con el retraso lógico de quien bebió de mas, ponemos rumbo a La Boqueria con el fin de desayunar y deleitar nuestros sentidos en tan entrañable plaza. Con algo de descaro aparcamos el coche en el parking de carga y descarga de furgonetas, en pleno cogollo de la plaza. Tan poco habitual es meterse allí siendo particular que el guarda nos deja entrar. Aparcando estamos cuando reconocemos una cara familiar, la de Albert Raurich, "el tío de los palillos". Unas risas y para dentro.

Y como el cuerpo es sabio, el desayuno de un día así debe de ser salado y contundente. Pinocho que es un sabio risueño y erudito nos lee en los ojos lo que nuestros cuerpos necesitan, a saber, garbanzos con morcilla y alubias con pulpitos. Que primor. Cuatro chascarrillos, dos historias y doscientas sonrisas más tarde dejamos a Pinocho en su rincón de gloria y nos adentramos en el mercado. Que productos! Que presentación! Origen en estado puro. Sublimación de la materia prima. Más visual que ningún otro mercado que hayamos visitado, La Boqueria te enamora a cada visita, pese al excesivo número de turistas que lo recorren sin objetivo alguno. Caen unas setas deshidratadas de Petras de las que daremos buena cuenta a la vuelta, aunque de buena gana hubiéramos comprado tantos productos frescos y de gran calidad que no podríamos transportarlos a la vuelta. Otra vez siento envidia sana, esta vez por no ser barcelonés y disfrutar de la mejor despensa del país . Más fotos de La Boquería aquí.

Desayunando en Pinotxo (Garbanzos con chipirones )
Pinotxo, La Boquería. Foto: Petits et Maman



De La Boquería nos dirigimos a Arenys de Mar , donde nos espera el Hispania, un clásico de la cocina catalana del que esperamos disfrutar de un enfoque gastronómico en vías de extinción, basado en la tradición, la materia prima y la clase.



De entrada un recibimiento cálido, aún más tratándose de un lugar tan distinguido, seguido de una comida fantástica, croquetas, canelones, manitas, pollo… y una fantástica crema catalana. Restaurante sincero, sin estridencias, sin productos innecesarios. Intemporal, indiscutible. Más fotos de Hispania aquí.

Restaurante Hispania
Rte. Hispania. Foto: Petits et Maman



Con la satisfacción del deber cumplido, y una sonrisa de oreja a oreja, regresamos a Barcelona, con la intención de rematar la faena por la noche, nuestra ultima noche en la ciudad. Pero amigos, el cuerpo es sabio, y cree justo lo disfrutado y excesivo aquello por venir, así que por acuerdo popular la noche del jueves se emplea para pasear por la ciudad, posponiendo los siguientes escarceos gastronómicos a un segundo envite, pues la zona lo merece (y un tercero, y un cuarto).

Ahí quedan tres días intensos, de los que nos gustan vivir y revivir, disfrutar y relatar. Tres días en los que ahondamos más en nuestras inquietudes gastronómicas y en las que conseguimos algo impensable solo unos meses atrás, conocer ElBulli!

Y esto no queda aquí, somos muy obstinados. Tarde o temprano comeremos a la mesa de Ferrán Adriá, y lo relataremos, claro.


Créditos y agradecimientos:
Gracias a Pablo García por su redacción emotiva y descriptiva de la experiencia, Rocío García, Juan Carlos Ruiz y Ana Ramírez (estupenda fotografía) por compartir con nosotros su experiencia en este viaje gastronómico y acercarnos un poquito más a los maravillosos sitios en los que han estado.